Es normal en todos los niños que en algún momento de su infancia surjan ciertos miedos específicos ya que, a medida que el niño aprende más sobre el mundo, algunas cosas pueden volverse confusas y aterradoras.
Estos miedos desde luego pueden causar mucho estrés y angustia no solamente a los niños o adolescentes que los poseen, sino también a las personas que se interesan y cuidan de ellos. Nos preguntamos si debemos proteger a nuestros pequeños de la angustia de sus miedos, o si debemos alentarlos a que sean valientes. Y es que como padres, y como los adultos principales en sus vidas, estamos diseñados para sentir angustia por su angustia. Pero recuerda que esto es normal, es como los mantenemos a salvo, y es lo que nos convierte en padres presentes y amorosos.
Es importante siempre tener en cuenta que estos miedos generalmente desaparecen por sí solos a medida que nuestros hijos crecen y amplían su experiencia sobre el mundo.
Mientras tanto, como padres que frecuentemente nos enfrentamos a estas situaciones, nos puede ser útil saber que la mayoría de los niños a determinadas edades presentarán estos miedos hacia determinadas cosas.
¿Cuándo es el miedo un problema?
El miedo es un aspecto muy normal y fundamental del crecimiento. Es una señal de que los niños están comenzando a comprender el mundo y cómo es que este funciona, y están tratando de darle sentido a esta nueva información y a lo que todo esto significa para ellos.
Es muy importante recordar que no existe tal cosa como un miedo anormal y que, de hecho, dentro de ciertas edades esto es completamente apropiado, sano, y no representa de ninguna manera un signo de anormalidad. El miedo y la ansiedad es una señal de un cerebro fuerte, que está haciendo exactamente lo que debe de hacer: mantenernos con vida. Así que el experimentar estas sensaciones no tiene porque significar que algo anda mal con nosotros, o que algo malo, de hecho, está por pasar. Muchas veces este miedo surge como una señal de que estás a punto de hacer algo muy valiente e importante.
Sin embargo, en algunos niños y/o adolescentes estos miedos se presentan de manera más intensa e intrusiva.
El miedo se convierte en un problema cuando comienza a causar problemas. Si la angustia representa un problema en el día a día, o el miedo comienza a dirigir la conducta o el comportamiento del niño o adolescente (afectando sueño, rutina, escuela, socialización, etc.), entonces es un problema y es momento de comenzar a hacer algo al respecto.
¿Cómo nos deshacemos del miedo?
Primero que nada, de nuevo, esto no es algo de lo que preocuparse. Los niños con ansiedad siempre serán fundamentalmente niños sensibles con mentes profundas y corazones abiertos. Pensarán y sentirán profundamente, lo cual es asombroso ¡No queremos cambiar eso! Lo que queremos es evitar que sus mentes profundas y sus corazones abiertos los frenen de conocer y experimentar el mundo. Queremos que descubran que esa angustia no siempre es mala, que podemos sentir miedo y ser valientes.
Como sus padres, tenemos la oportunidad de acompañarlos a experimentar, e interactuar por primera vez con el mundo, y proveerles experiencias que les demuestren lo resilientes y fuertes que son, esperando que con el tiempo y la experiencia descubran por sí mismos que esas cosas que en un principio parecían tan aterradoras, no lo son tanto después de todo, y que, dentro de ellos, poseen una increíble capacidad para afrontar cualquier situación u obstáculo que se les presente.
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