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Las Caras del Suicidio

Foto del escritor: Lic. María Fernanada Acosta Lic. María Fernanada Acosta

Evitar los suicidios es, principalmente, una labor preventiva.


Si una persona empieza a pensar en suicidarse, se debe hacer un trabajo multidisciplinario entre la familia, los amigos y el personal de salud mental (psicoterapeuta y posiblemente psiquiatra), de manera que se pueda asegurar que la persona esté a salvo y que pueda mejorar su estado de ánimo. Las personas que se suicidan lo hacen en circunstancias y por motivos muy distintos entre sí, en este artículo aprenderás sobre algunas de las diversas maneras en que alguien puede presentar ideación suicida.


Existen personas que pasan mucho tiempo pensando en el suicidio. Puede ser que haya habido un punto en el que sus dificultades se volvieron muy abrumadoras, llevándolos a plantearse el suicidio como una opción. También es posible que lo piensen como una manera de vengarse de alguien que les ha hecho mucho daño. Esto les lleva a premeditar sobre su suicidio: dónde, cuándo y cómo lo harán.


En estos casos, y sobretodo cuando la persona está atravesando por un episodio depresivo, parece haber una mejora en el estado de ánimo antes de que se lleve a cabo el intento.

Otras personas pueden suicidarse de manera más abrupta.

Alguien que presente problemas por consumo de sustancias, aunado a trastornos del estado de ánimo o de la personalidad, puede llegar a tener una sobredosis. De manera similar, personas con dificultades para controlar sus impulsos y emociones, con necesidad de vivir situaciones intensas, pueden colocarse en situaciones riesgosas cuando están conduciendo su auto, por ejemplo.


El trastorno depresivo mayor trae consigo un riesgo de suicidio importante. Lo que vemos en una persona con depresión mayor es lo que popularmente se asocia con riesgo suicida: la persona deja de disfrutar las actividades que le gustaban, cambios en los hábitos alimenticios y de sueño, estado de ánimo triste y decaído, sentimientos de desesperanza. Es notorio cuando comienzan a sentirse mal porque se ven diferente y pueden comenzar a tener problemas en la escuela, el trabajo o la familia.


Por otro lado, es posible que las personas comiencen a tener estas ideas sin que os imaginemos por lo que están pasando. Personalidades perfeccionistas, demandantes, exigentes consigo mismas y los demás, son propensas a tener depresión de alto funcionamiento o, en su defecto, distimia. Existen personas que logran cumplir con los mandatos profesionales y sociales de su contexto pero que, mientras nadie se da cuenta, se sienten tristes, solos y desesperanzados. Algunas personas con distimia pueden ser excelentes para cumplir sus deberes, al mismo tiempo que la vida les parece difícil, desagradable o que no vale la pena.


La prevención del suicidio no nace en las campañas de concienciación ni en las palabras que podamos darle a las personas que pasan por momentos duros. Prevenir suicidios implica estar presente en la vida de las personas que nos necesitan, estar dispuestos a escucharlos, acompañarlos e incluirlos en nuestros espacios. Los intentos de suicidio son un factor de riesgo para el suicidio consumado, por lo que es prioridad intervenir de manera temprana y tomar con seriedad cualquier indicio.

 
 
 

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