En el transcurso de nuestra vida, vamos experimentando situaciones que nos son complicadas y dolorosas, que no nos permiten avanzar, que nos marcan, nos ponen a prueba y van definiendo nuestro camino. Muchas veces, podemos afrontar estas situaciones con éxito, somos capaces de identificar lo que nos angustia, de poner nuestras herramientas y recursos en marcha y crear una solución que nos permite seguir adelante. Sin embargo, también existen otras situaciones en las que podemos sentir que estas nos sobrepasan, situaciones con las que no logramos lidiar, que van más allá de nuestra comprensión y que rebasan nuestros recursos para restaurar una sensación de bienestar.
En estas circunstancias difíciles, es crucial reconocer la urgencia de realizar un cambio, de buscar soluciones alternativas para afrontar los problemas y circunstancias por las que atravesamos, así como de cambiar la manera en la que experimentamos nuestra vida y nuestros afectos, y así poder avanzar en nuestro desarrollo. En ocasiones, debido a que podemos encontrarnos tan inmersos en una situación, puede ser muy complicado detectarla y distinguirla de manera clara, existe una negación ante lo que estamos viviendo, lo cual no nos permite actuar en búsqueda de las soluciones y los cambios necesarios.
El comenzar un proceso de psicoterapia implica establecer una relación que nos proporcione herramientas para desarrollar, ampliar y transformar el conocimiento que tenemos sobre nosotros mismos; esto, a través de la relación con el terapeuta, relación en la cual se repetirán y emergerán los afectos y las dinámicas de relación por las cuales nos conducimos. Y es de esta manera que podemos lograr un mayor entendimiento de nosotros mismos, de los aspectos afectivos y cómo es que los vivimos, de las formas en las que sostenemos nuestras relaciones interpersonales, así como la manera en la desarrollamos y experimentamos nuestras ideas, creencias y valores.
Una mayor comprensión y conocimiento de nosotros mismos no solo nos puede ayudar a una mayor integración y conciencia de nuestras problemáticas, sino que también puede ayudarnos a entender el motivo detrás de nuestras formas de actuar, pensar, y relacionarnos. Puede permitirnos identificar los patrones dañinos en nuestras vidas que necesitan cambios, así como las limitaciones y recursos que intervienen para realización de estos.
En un proceso de psicoterapia podemos descubrir que algunas de nuestras formas de actuar y relacionarnos que considerábamos las más adecuadas, en realidad se oponen a otros aspectos de nuestra personalidad y actúan como un obstáculo para nuestro desarrollo. Sin embargo, recordemos que nuestras formas tienen un sentido y un significado, el cual puede ser descubierto con el acompañamiento del psicoterapeuta, quien nos puede ayudar a ampliar nuestra realidad, observándola desde una perspectiva distinta.
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